HIJOS DE MELILLA

Por Paloma Fernández Gomá

Hijos de Melilla (Ulad el Milili) en el recuerdo.

Filomena Romero

Servicio de publicaciones. Consejería de Educación, Cultura, Festejos e Igualdad de la ciudad de Melilla (Melilla 2020).

Según escribe en su prólogo Antonio Abad, en el libro hallamos el ámbito geográfico cercano y cotidiano de la autora, Filomena Romero. En lo referente a la expresión poética, la nostalgia recorre los poemas, llegando al fondo de las cosas, a los cimientos de la construcción poética, asegura Antonio Abad.

Recorrer las páginas del libro supone un placer para los sentidos. La impresión es magnífica y cuenta con fotografías de la autora tanto de su niñez, vivida en melilla, como de su familia, su juventud y aquellos acontecimientos familiares que fueron grabando su vida. Pues de su vida trata el libro, de su vida y de su poesía.

Filomena Romero nació en Melilla y a la edad de cinco años, partió de la ciudad. En la poesía siempre ha encontrado el refugio y la necesidad de sentirse tal y como es. Reside en Málaga, desde donde observa el mar, que bien sabe conduce a su infancia, a la ciudad de Melilla, lugar de nacimiento.

Como bien dice Filomena en sus palabras previas: este libro es de añoranza y  melancolía. En estos dos sentimientos se cobija su alma y su pensamiento para recordar, su pasado y reconducirlo a su presente. Desde la alta torre de su apartamento en Torremolinos, la poeta, contempla la otra orilla, la de su infancia y los recuerdos la visitan y nacen sus poemas para recorrer el parque Hernández, la huerta de Farhana, la calle Abad Ponjoan. En el poema dedicado a la roca Rusadir fenicia, romana, árabe y cristiana, nuestra poeta escribe:”…plural en tus culturas/anhelante y conversa./A todas amas y a todas perteneces./Mágica miel que embriaga el paladar del cielo/néctar y jugo especial hecho ambrosía.

Filomena Romero exalta la convivencia entre culturas, base necesaria para que la convivencia pueda transcurrir en paz. Melilla es ejemplo de ello.

Sus poemas siguen entre estrellas doradas, la magia de su ciudad natal, los sabores, los caminos, el zoco, la mezquita, las viejas costumbres, las pompas de jabón, el patio, la torre de la Concepción, el colegio San Vicente de Paúl, campanas y chilabas.

La infancia queda grabada en el recuerdo y marcas el carácter, la personalidad de quien fue niño y se convierte en adulto.

Nuestra autora escribe:”Entre altivas palmeras, legendarias y eternas./Todo tenía y tiene su olor a noble infancia./Por siempre perdurable.”

El libro cuenta con cuarenta y dos poemas con citas de Konstantino Kavafis y Amin Maalouf. Un álbum fotográfico pone imágenes a los sentimientos.  El prólogo de Antonio Abad y la breve introducción de la autora nos adentran en el contenido del poemario.

Hijos de Melilla es un libro para ser leído desde la complicidad con el recuerdo, el afecto y la aproximación a la interculturaliad.

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