CON LA POETISA BLANCA VARELA

Por ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS

Blanca Leonor Varela Gonzales(Lima, 1925-2008)  fue una poeta peruana  considerada como una de las voces poéticas  más importantes en América Latina. 

Entre sus poemarios tenemos Ese puerto existe(1959), Luz de día en Lima (1963), Casa de cuervos, Valses y otras falsas confesiones (1972), Canto villano (Poesía reunida, 1949-1983) (1986), Camino a Babel (Antología) (1986), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993),  Poesía escogida 1949-1991 (1993),  Canto villano (Poesía reunida, 1949-1994) (1996), Como Dios en la nada (Antología 1949-1998) (1999), Concierto animal (1999) y Donde todo termina abre las alas (Poesía reunida, 1949-2000) que  incluye su último poemario, El falso teclado (2000), que no se publicaría como libro independiente hasta 2016, Poesía reunida, 1949-2000 (2016).

Como expresa Ina Salazar en “El libro de barro de Blanca Varela: Hacia una arqueología poética” de Casa en que nunca he sido extraña. Las poetas hispanoamericanas: identidades, feminismos, poéticas (Siglos XIX-XXI), editado por Milena Rodríguez Gutiérrez, en él toma forma una modificación de la postura existencial, se desprende de una escritura de la radicalidad. El poema deja de ser el lugar de la crisis, de la desintegración, del enfrentamiento, para convertirse en el lugar en que la hablante/sujeto intenta reparar, suturar las heridas de la existencia sin que implique el abandono de una escritura inconforme y lúcida, un trabajo arqueológico que es retorno a los orígenes y buceo en las profundidades del ser: /Elemental es el canto de la memoria, como el grano de/ arena que lacera y florece hecho carne irisada, / fuego perecedero, arcano./.

En Concierto animal, Olga Muñoz Carrasco, en Anales de Literatura Hispanoamericana  2005, 34, 235-247, resalta la identificación de la voz de la autora con los animales, el peso del tiempo sobre la realidad y finalmente el progresivo   protagonismo de la muerte. La voz se simplifica, los textos no se articulan ya sobre complejas estructuras, se abrevian los poemas e incluso se prescinde de la puntuación: / del abismo que arroja al aire / esta última flor/  trepo como la araña que soy/ frágil y rencorosa /deseando tocar alguna luz /que endurezca mi corazón/.

Con Canto Villano, Ana Nadal Quirós, en Poéticas: Revista de Estudios Literarios, 2.021, n. 12, 5-30, subraya la propuesta de un punto de inflexión, de Blanca Varela, con un ejercicio poético que responde, por un lado, al anhelo de desvelar lo que de auténtico se esconde tras la realidad aparente y que, a su vez, se traduce en un lenguaje más reducido y fragmentado y, por el otro, a la necesidad metafísica —que no religiosa— de al­canzar un centro originario y unitario que le dé sentido a su con­dición humana: /Canto villano /y de pronto la vida /en mi plato de pobre /un magro trozo celeste cerdo / aquí en mi plato (…) /este hambre propio /existe /es la gana del alma/  que es el cuerpo /es la rosa de grasa /que envejece /en su cielo de carne /.

(PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN EL 02-03-2022).

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