CON EL POETA LORENZO OLIVÁN

Por ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS

Lorenzo Oliván (Castro-Urdiales, Cantabria, 1968)es un poeta y traductor español, influido por las generaciones poéticas del 27 y del 50 y por la poesía moderna anglosajona. En su condición de crítico literario, colabora habitualmente en las páginas de algunos medios de comunicación, como el suplemento ABC Cultural, del rotativo madrileño ABC. Lorenzo Oliván está considerado como una de las voces más destacadas de la joven lírica española de finales del siglo XX, lo que queda patente con la inclusión de sus composiciones en antologías como La generación del 99 (elaborada por el poeta y crítico José Luis García Martín) y Milenio (a cargo de Basilio Rodríguez Cañada).

Entre sus poemarios tenemos, entre otros, Visiones y revisiones (1995), Único norte (1995), Puntos de fuga (2001),  Libro de los elementos (2004), Nocturno casi (2014), Para una teoría de las distancias (2018).

En lo referente a Puntos de fuga, se indica en Hacia la democracia. La nueva poesía (1968-2000), editado por Araceli Iravedra, que, por un lado, acusa el poemario un mayor desprendimiento de los ingredientes anecdóticos en función de la intensidad del simbolismo, como herramienta de indagación en el envés de lo real; por otro, existe una intención novedosa de conjugar la mirada y la tentación metafórica con la reflexión, de introducir en lo plástico el pensamiento para intuir mejor el “doble fondo” de la realidad, según “Ausencia”: /Tu ausencia llena todo/ el espacio que tú y yo compartíamos./ Se hace dueña del aire, se introduce/ en el último hueco de la casa, /impregna cada prenda. /De repente/ fija sus hondos ojos sobre mí, /y tras verter en mi interior el peso/ de tanta soledad irremediable, /  acabo siendo todo yo tan sólo/ ausencia. Sólo ausencia/ acabo siendo todo yo tan sólo/ ausencia. Sólo ausencia/.O su poema titulado “Vértigo”: /Duermes al borde siempre/ del mismo precipicio. / De pronto a veces saltas hacia atrás. /Y aunque por el momento te libras de caer, / no te libras del vértigo. /.

Para una teoría de las distancias, como indica Juan Carlos Abril, en Castilla: Estudios de Literatura (2020), se trata de una contemplación que busca el impresionismo perceptivo, por eso, en ocasiones se toca con lo irracional, con lo onírico, con la alucinación. Frente a un platonismo tradicional que fija ideas e imágenes, sus versos persiguen la propia energía cambiante imaginista, que deshace arquetipos y visiones fosilizadas. Así el poema “La ventana”: /La ventana engrandece lo que enmarca, / une todo con todo: el estudiante/ de la bufanda roja, el perro absurdo/ que observa con su hocico, los obreros/ de azul saliendo de aquel bar con prisas,/ en ella, ahora, significan más./ Basta con acotar nuestra mirada,/ para que en su interior crezca una red/ que pesca entre las cosas peces vivos./ Escribir poesía es de algún modo/ estar enfermo de buscar ventanas. / Y estar enfermo de pensar quién puede/ borrosamente/ desde el otro lado/ mirarte a ti/ significando qué/.

(PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN 22-02-2022)

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