COLECCIÓN DE POESÍA WALLADA NÚMERO 10

El Grupo de Autoras por la Literatura y las Artes (GRUPO ALAS) ha editado el nº 10 de la Colección de Poesía WALLADA (edit. ExLibric, Antequera -Málaga- 2020), cuyo título toma su nombre de la poeta andalusí del siglo XI Wallada bint al-Mustakfi, a la que se rinde, de esta forma, un homenaje por ser una mujer libre.

Las participantes en este número son:

ARTISTAS PLÁSTICAS:

Soledad Fernández Ramos (portada e ilustraciones)

Larisa Sarria (ilustraciones)

POETAS:

Aurora Gámez Enríquez (Presidenta de GRUPO ALAS y Coordinadora de la edición)

Inmaculada García Haro (Vicepresidenta de GRUPO ALAS)

Fuensanta Martín Quero

Encarna López Navarro

Mercedes Sophía Ramos Jiménez

Rosa Ruíz Gisbert

Alice Wagner Ortuño

POETA INVITADA:

Rocío Cardoso (Uruguay)

WALLADA BINT AL-MUSTAKFI, LA POETISA ANDALUSÍ.

Hija de Muhammad III al-Mustakfí, de sangre omeya y uno de los últimos califas cordobeses, que llegó al poder el 11 de enero de 1024 asesinando al anterior califa Abderramán V y fue a su vez asesinado a los dos años en Uclés. Su infancia coincidió con el esplendor de la carrera política de Almanzor. Su adolescencia transcurre en las guerras civiles que marcan la agonía del Califato, en medio de todo tipo de intrigas palaciegas desencadenadas tras la muerte del hijo de Almanzor, al-Muzzaar. Como el califa no tuvo descendencia masculina, heredó los bienes de su padre y abrió un palacio donde se dedicó a educar a chicas de buena familia y al que acudían también los poetas y literatos de su tiempo. Era una belleza para los cánones de la época: rubia, de piel clara y con los ojos azules, además de inteligente, culta y orgullosa. Bordaba sus versos en sus vestidos y tuvo el atrevimiento de participar en las competiciones masculinas y de completar poemas inacabados mostrando libremente su rostro, conducta que la hizo ser llamada «perversa» y ser criticada muy duramente por los integristas, aunque también tuvo numerosos defensores de su honestidad, como el escritor Ibn Hazm, autor de El collar de la paloma, y el visir Ibn Abdus, su eterno enamorado que, al parecer, permaneció a su lado y la protegió hasta su muerte, cuando ya era octogenaria. La gran pasión de su vida fue el poeta Abenzaidún o Ibn Zaydún, con el que mantuvo una relación secreta, dada la vinculación del poeta con los Banu Yahwar, linaje rival de los Omeyas al que ella pertenecía y que le hacía andarse con cuidado por Córdoba. Sobre esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se conservan. La relación se rompió por la una probable infidelidad de Ibn Zaydún con una esclava negra de Wallada, lo que puede ser cierto, pero también responde a un tópico de la poesía de la época. Entre estos poemas, que tuvieron la misión de ser cartas entre los amantes, dos expresan los celos, la añoranza y los deseos de encontrarse; otro, la decepción, el dolor y el reproche; cinco son duras sátiras contra su amante, al que reprocha entre otras cosas tener amantes masculinos, y el último alude a su libertad e independencia. Entre sus alumnas destacó Muhya bint al-Tayyani, una joven de condición muy humilde (hija de un vendedor de higos). Wallada murió el 26 de marzo de 1091 el mismo día que los almorávides entraron en Córdoba.

“Por Alá, que merezco cualquier grandeza

y sigo con orgullo mi camino

Doy gustosa a mi amante mi mejilla y doy mis besos para quien los quiera”

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