TIEMPO DE ESPERA

TIEMPO DE ESPERA

de José Sarria

Editorial Valparaíso (Granada, 2022)

Por Aurora Gámez Enríquez

Nos dice José Sarria, que Tiempo de espera está escrito durante los meses más duros de la pandemia del Covid. Una pausa doliente en la que toma consciencia de la vulnerabilidad que nos constituye como humanos. Inmerso, el poeta, en una profunda meditación existencial impuesta por la situación, el tiempo personal de José Sarria se universaliza, su mirada retrospectiva nos acoge con la palabra poética y con aforismos en forma de preguntas que nos hacen pensar en su / nuestra adolescencia, juventud, en la más cercana madurez y cómo no al incierto futuro que probablemente ni exista, o quizás si. El libro es una herida en la palabra, una incertidumbre abierta al tiempo una invitación al pensamiento crítico, es una obra de arte con vocación de permanencia.

Mi nombre es la voz del sauzal y las acacias,

 siempre inclinados hacia la adversidad y al sosiego.

José Sarria

Me gusta hacer una lectura lenta y pausada de las citas que acompañan a los poemas de un libro, los nombres que van apareciendo dibujan un mapa de pensamiento y emociones que transportan al mundo onírico especial. En Tiempo de espera de José Sarria queda patente la admiración y el reconocimiento a quienes le han precedido en pensamiento y obra, el agradecimiento sincero a quiénes le acompañan en este viaje literario fascinante y tantas veces incierto: José Ángel Valente, Antonio Ramírez Almansa, J. L. Borges, Constantino Cavafis, Mariluz Escribano, Jorge de Arco, Federico Díaz Granados, Antonio Rivero Taravillo, Francisca Aguirre, Juan Rejano, Antoine de Saint-Exupéry, Juvenal Soto, Amin Al-Rayhani, Mahmud Darwish, y Rafael Ballesteros. También es una declaración de principios tácita y solidaria.

El libro está dividido en cuatro partes de 9, 19, 4 y 1 poemas respectivamente. La primera parte comienza con el poema que da título al libro, Tiempo de espera. El poeta nos hace una enigmática pregunta, ¿Te he dicho alguna vez mi nombre?, que toma de Antonio Ramírez Almansa y sigue citando a J.L. Borges.

I.TIEMPO DE ESPERA

José Sarria ha elegido la prosa poética, con habilidad compone un discurso de pensamiento inspirador que fluye dejándose posar en el silencio que aspira a comprender la esencia humana. En primera persona interpela a quién lee como un alumno anhelante en busca de conocimiento. Su premura y necesidad de ser reconocido, verse intemporal ante espejos enfrentados a la realidad, saberse a través de los otros.

Las Ítacas: “Deseé regresar al instante feliz, a la casa de las horas intemporales.” (p.15). Precedida de una cita de Constantino Cavafis, anuncia viajes, búsqueda, preguntas al devenir del tiempo. Nos dice que aprende de las fértiles manos de los seres caídos en el camino. En el poema Jacinto: “Entonces, quise rescatar el olvido sin nombrar lo que sucede; ser desde la nada, como el jacinto, que ilumina lo que habita en el efímero asombro y el silencio.” (p.17), sigue profundizando en su búsqueda con “la palabra muda”, es decir la palabra pensada o escrita en silencio, en la íntima soledad del escritor.

Llegamos a un pequeño poema compuesto por tres preguntas, ocho versos que parece ponernos en un dilema, la quietud o el movimiento, la actividad o la soledad y el recogimiento: “¿Cuándo es más ave el petirrojo?” (p.18). Le da paso a El color de la memoria, con cita de Mariluz Escribano y de Jorge de Arco. Se aprecia su identificación profunda con las culturas que a través del tiempo han existido y dejado un legado de pensamiento, leyendas, escritos, ciudades y el testigo de sucesivas generaciones humanas. Toda la humanidad en una gota de agua. Toda la humanidad en una hélice infinita de cromosomas que se renuevan en cada generación en cada ser humano. José Sarria, renueva a través de la palabra, en verso libre, la memoria que nos contiene da vida y perpetúa, en El color de la memoria: “Mi corazón es ataurique y estuco, blanco estandarte de los omeyas, habitáculo de la geométrica caligrafía que engalana Madinat al-Zahra o la desmesura de las bóvedas de la Mezquita Azul.” (p.19).

Sigue El recuerdo: “El recuerdo es el tiempo detenido” (p.21); Eternidad: “Es allí donde se esconde el lenguaje de las constelaciones, frondosa puerta donde la palabra se transforma en pálpito y alfaguara hasta convertir los días en canciones, en luminosos espejos de Dios.” (p.22); Palabras: “En los huecos de las palabras / las grietas de la duda” (p.23); Fragmentos: “Se lo que soy, en ese no tiempo, en ese no lugar.” (p.24)

II. LA TARDE, compuesta por diecinueve poemas, podría decirse que forman el corpus del libro. Inicia un paseo por el tiempo más que por el espacio, Estaciones: “junto a la cicatriz del agua / o a la silente herida de las ánforas.” (p.27), República de Venecia, Café Hafa, Huerta del cementerio de Macharaviaya, Apolo 11, Eternidad, El nombre puro de las cosas, Pájaros del sueño, Temblor, Memoria, La tarde, Existencia, La oscuridad, Tiempo, Ahora, Hace tiempo creí tener a Dios, Lo mejor de mí mismo, Infancia , Yo soy del Oriente.

III. INCERTIDUMBRES, lo componen cuatro poemas, donde el tiempo y el olvido, la muerte, la espera y el silencio y la palabra, van de la mano del pensamiento y la soledad- Treinta preguntas sucesivas que deja en el aire. La consciencia de ser el dolor de reconocerse finito. “¿Recordará Dios su pasado? (p.52) ¿Pensar es nombrar lo eterno? (p.54) ¿Descubrir es haber llegado? (p.55) ¿Qué silencio se oculta en las palabras? (p.56)”

IV. FINAL

Un poema con cita de Rafael Ballesteros: “Conozco ya el final / simple y pequeño.”, destacado y colofón del conjunto, Tiempo de espera, hilo de pensamiento indeleble sostenedor de la emoción que produce la búsqueda del conocimiento. José Sarria, nos sigue conmoviendo con sus últimas palabras: “el temblor de una vida o la indecisa voz de los primeros dioses.”

Compartir: