LA PROPIEDAD DE LA LUZ Y LAS SOMBRAS

Por Aurora Gámez Enríquez

Las rutas transitivas

José María Molina Caballero

Ánfora Nova

Aunque el rastro del tiempo se desborda

siempre queda la luz de los recuerdos.

(JOSÉ MARÍA MOLINA CABALLERO)

Llega a mis manos la última entrega poética de José María Molina Caballero, Las rutas transitivas. Un excelente libro editado en noviembre de 2024, por la prestigiosa editorial Ánfora Nova en Rute (Córdoba) con la colaboración de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Diputación de Córdoba, Fundación Cajasol y la Universidad de Córdoba.  Destaca en su portada una pintura de Pedro Roldán “Otoño”, una obra pictórica modernista donde el color dialoga entre sí creando su propia poética. El resultado es sugerente y vital, ensoñador y brillante.

Conociendo al poeta, al editor y humanista, con su libro en mis manos, me preparo para un viaje lector emocional y filosófico de gran calidad humana e intelectual. Leer poesía es para mí, ahondar en el pensamiento ajeno, es indagación en el lenguaje creativo personal casi intransferible del poeta. Penetrar en la lectura de una nueva obra literaria es poner emociones e intelectualidad en juego. ¿Qué quiere decirnos? ¿Qué emociones despiertan las palabras? ¿Se trata de experiencia o juego? ¿Deducción de la realidad o fantasía?

José María Molina Caballero, es un autor con trayectoria, tiene premios y reconocimientos desde el principio de su recorrido literario. Su obra poética empieza a destacar con Río de sombras y Silencios rotos (1990), Convidados de piedra (1991), Un naufragio cualquiera (1993), El color de la bruma (1995), La simetría del sueño (2005), Los signos de la memoria (2008), Señales subjetivas (2018), Medidas cautelares (2022), Mesures préventives (2022. Edición bilingüe francés-español) y este libro que paso a comentar: Las rutas transitivas (2024). Alternativamente, se adentra con éxito en la narrativa editando Crónica de soledades (1992), Rute: Paisaje al Sur (1993), La isla del olvido (1994), Círculos concéntricos (1996) y Las estaciones del viento (2012). Sus premios y distinciones son numerosos y destacados. Los más recientes son la Medalla de Oro de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras 2024, otorgado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, y el Premio Nacional de Poesía “Marcelino Arellano” 2023.

Las rutas transitivas tiene un prólogo excepcional, del Catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Sevilla, Manuel Ángel Vázquez Medel.  En mi reflexión resalto las coincidencias ya dichas por el profesor y reseño las percepciones que para mí tienen los poemas del libro.

CUATRO RUTAS POR DONDE TRANSITA EL PÁLPITO, LA VIDA.

José María Molina Caballero, nos lleva de la mano de su pensamiento haciéndonos cómplices con su caminar poético.  El poeta se acompaña con las citas de los autores Fernando Pessoa, Cesare Pavese, José Saramago, Derek Walcott, C.P. Cavafis y de la autora Alejandra Pizarnyk.

Molina Caballero, elije el verso endecasílabo libre de rima. Como dice el profesor Vázquez Medel, “El uso de un lenguaje rico en imágenes, metáforas y símbolos, es una de las características más destacadas de esta obra. /…/  El poeta ha puesto especial cuidado en el final de los poemas, en los que encontramos hermosas joyas, con la contundencia de poéticos aforismos…, muestras de la intensidad poética y de la belleza resonante que destilan estos versos…”

Lo primero que llama la atención del libro es su estructura sólida, todo es perfección y armonía: un poema introductorio, cuatro apartados de catorce poemas cada uno, y un poema epílogo. Todos los versos son endecasílabos. El poema El paisaje cóncavo del viento, con metáforas brillantes nos introduce en su mundo, empezamos a caminar: “Tus viajes interiores edifican / los enigmas del aire con sus rutas / policromadas de melancolía.”  Con melancolía y dura conciencia transita Las huellas de los sueños derrotados, catorce poemas  en que su pensamiento nos lleva desde La arrogancia del éxito : “Las esculturas tiemblan al latico / de los pilares grises de la escarcha,” (p.29) a Ecos imposibles: “Las flores se abren a mis horizontes / y sigo solo con mis pesadillas,” (p.43), pasando por Sueño de mariposa: “Alzo el vuelo y destrenzo los ovillos/ de la memoria que se desvanece”(p33), El tiempo transitivo: “La propiedad de la luz y las sombras / se nos escapa por el horizonte / del usufructo de nuestras retinas” (p.36), Coordenadas sombrías: “con los zapatos llenos de preguntas / mis huellas se disipan en las nubes”(p.39)  o Conciencia: “Sabes que lo contrario a la pobreza / es la justicia y los raudos destellos” (p.41).

En la Ruta segunda: Horizontes del tiempo transparente, catorce poemas, perfectamente estructurados y medidos, elige el verso endecasílabo mostrando a un autor perfectamente conocedor de la poesía clásica española. Con unos versos deliberadamente exentos de rima final, José María Molina Caballero, consigue un estilo propio, un lenguaje preciso que llega al alma.  Es un maestro con un lenguaje poético personal y preciso, magistralmente empleado. Con nutridos recursos estilísticos potencia y embellece el mensaje emocional y críptico, propio de la poesía de Mollina Caballero. Críptico por lo enigmático “Fatum o Hado”, transparente por su lograda sencillez “Cita oncológica: La vida pende de un hilo invisible / sobre el que mis pisadas se deslizan / y se agarran con fuerza y esperanza”.

Tercera Ruta: Los senderos marchitos del silencio, catorce poemas endecasílabos, que se inicia con Lágrimas de mármol: “Los sueños sobreviven a la infamia / persistente de la historia convulsa” (p.65),  sigue con Números clausus duro poema precedido por una cita de Alejandra Pizarnyk: “En el eco de mis muertes / aún hay miedo” (66),  versos tangibles y enigmáticos: “El cupo de las sombras de tus ojos / está completo por la intransigencia”, se dirige a una segunda persona lamentando su sino: “Lástima que no puedas  completar / el calendario del numerus clausus / de tu vida repleta de tormentas / y vicios que carcomen tus heridas.”

En la página 73, el poema va precedido de una cita de C.P. Cavafis, que dice así:

Donde vuelvo los ojos solo veo / las oscuras ruinas de mi vida / y los muchos años que aquí pasé o destruí.”   el significativo poema de José María Molina Caballero se titula LOS RASTROS SILENCIOSOS DE LA VIDA (p.73)

Las palabras más huecas de mi boca

se derraman en el aire sin tregua

como si fueran las voces del mundo

que se resigna y se rebela iluso,

con destellos y sombras impregnadas

de letras misteriosas que construyen

nuestros miedos en el cielo distante,

donde yacen los rastros silenciosos

de la vida y sus huellas de promesas

impasibles a los nudos del tiempo.

Contemplamos el mismo sol, el aire

el mar el agua, la tierra y las nubes

donde se desparraman las estrellas.”

la Ruta finaliza en Arpegios de melancolía: “En la noche se escuchan los silencios / con los arpegios de melancolía” (p.78).  Destaco el poema PÉTALOS DE NIEVE (p.69):

Siento tu sombra de esperanza frágil

a través del cristal de tus suspiros,

nube de letanías que persisten

inmarcesibles flores abrazadas

sobre la luz cercana de tu dicha.

En los campos de tus ojos de frío

sólo florecen pétalos de nieve

con la luz del silencio y la memoria.

Ruta cuarta: Arqui-texturas de agua, catorce poemas, versos endecasílabos. La otredad se apodera del discurso, sigue la línea de la solidaridad y navega entre:  Indolencia, Cayucos, Lienzos de luz renovada, Mensaje en una botella, El llanto de los mares, Los recintos fértiles de la vida, Nubes, Acequias de aguas mansas, Mar de silencio, Lluvia sagrada, La luz de los recuerdos, Días divergentes, Incertidumbre, para culminar con cinco versos que componen el hermoso poema El palpitar del tiempo:

Los latidos de los días se derraman

en las entrañas fértiles del gozo

que se incrusta en los pozos del alma.

No siempre el tiempo es el tiempo que pasa

y nos asusta con su palpitar.

Las rutas transitivas, termina con un poema epílogo: La ruta samurái, treinta y un versos endecasílabos, sin rima, donde el poeta se pregunta, duda y declara: “Hoy quisiera ser la luz indomable / de un samurái que lucha hasta la muerte / sin miedo y sin dolor donde llorar.”  para finalizar desdiciéndose en un clamor de autenticidad: “Hoy quisiera ser la luz indomable / de un samurái que lucha por la vida / con miedo y con dolor donde llorar.”

Concluyo esta reseña animando a la lectura del libro y agradeciendo a su autor, José María Molina Caballero, la generosidad y el regalo que nos hace con su obra poética.

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