Por Ana Herrera
Inventar el futuro
Federico Mayor Zaragoza
Editorial Ánfora Nova. Rute (Córdoba), 2021
Esta magnífica obra de 574 páginas lleva un prólogo de Ingeborg Breines, Ex directora de la UNESCO y Ex copresidenta del IPB. En él resalta el pensamiento de su autor centrado en la cooperación científica y la disposición a compartir, su preocupación frente a las injusticias y las tendencias antidemocráticas, su postura antimilitarista y a favor del desarme y su fortaleza para confiar en la esperanza presente en cada página de su libro. La ONU, UNESCO y PIB serían las organizaciones encargadas de “salvar a las futuras generaciones del horror de la guerra” con la ayuda de hombres y mujeres de todo el mundo que aman la paz. Destaca Ingeborg Breines el papel de la mujer y los jóvenes en primera línea de la lucha por un mundo mejor.
En la “Introducción” que da paso al grueso del contenido, Federico Mayor plantea las transformaciones esenciales para el cambio de rumbo de la humanidad y cita a cuatro grandes personajes impulsores de un nuevo futuro: Santiago Ramón y Cajal, referente humano y científico; Rosa Parks, quien inicia el camino a la no discriminación racial reforzado después por el Pastor Martín Luther King; Madiba (Nelson Mandela), el siempre presente Presidente surafricano de raza negra, a quien Obama, Presidente norteamericano de raza negra, rinde tributo en nombre del mundo; Mikhail S. Gorbavech, Premio Nobel de la Paz, para quien “El mundo necesita una cultura de paz”. confiando en el poder de intelectuales y artistas, creando el concepto de seguridad ecológica, cambiando el mundo al cambiar el rumbo de la Unión Soviética. Asimismo, reconoce de vital importancia el valor de la palabra, la educación, la ciencia, la cultura y “La igual dignidad de todos los seres humanos”, cuya fuerza se recoge en el inicio de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros, los pueblos”.
Numerosas citas de autoridad aparecen a lo largo de este libro fruto de las muchas lecturas, conversaciones y encuentros con intelectuales y líderes de relevancia internacional con quienes el autor ha mantenido contacto o cercanía. Por tanto, es el libro de la madurez y la experiencia. Es de vital importancia, nos dice Federico Mayor, crear planes de acción contra el silencio de unos y el liderazgo de los grupos plutocráticos. Como referentes para el nuevo rumbo de la humanidad tenemos a la ONU y sus múltiples agencias (FAO, UNESCO, OMS, OIT, PNUD y UNICEF), la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Universal de la Democracia. Atender a los principios democráticos de justicia, igualdad, libertad y solidaridad es fundamental para crear un espacio de paz, dignidad y tolerancia entre todos los seres humanos, cambiando el “yo” por el “nosotros”, dando un lugar privilegiado a la educación, la ciencia y la sanidad para afrontar los grandes desafíos como la extrema pobreza, el cambio climático y la amenaza nuclear. Bellísimos poemas del autor ilustran estas páginas, como aquel de “Nada sé, salvo que soy. Nada soy, salvo que sé. A medida que nos adentramos en la lectura, vamos quedando atrapados en el interés de la información presentada. Las numerosas situaciones anecdóticas junto a las vivencias narradas en primera persona, el alto grado de subjetividad y emociones que se desprenden de estas páginas abren un cauce de fluidez lectora bastante importante para adentrarnos en las circunstancias políticas y sociales de todo el siglo XX y lo que abarca el XXI. Es así como nos da el autor una descripción detallada del progreso, evolución y también involución de los países que pueblan la Tierra en todos los continentes. En su opinión, “La voz de la gente debe promover sin demora el restablecimiento de un multilateralismo democrático” para atender las prioridades planetarias establecidas por las Naciones Unidas: la nutrición, el acceso al agua potable, servicios de salud para todos, educación para todos a lo largo de toda la vida, cuidado del medio ambiente y paz. Un nuevo modelo de convivencia global se asienta en los tres pilares básicos: democracia, justicia, paz. Una gran transición solo será posible si damos la fuerza a la palabra, si crecemos desde la cultura del dominio a la cultura de la conciliación, si otorgamos “tolerancia cero” al fanatismo y las supremacías, si hablar de poder es hablar de “poder ciudadano”, si a través de una educación en objetivos éticos (democracia, justicia, desarme, derechos humanos, tolerancia, respeto a la diversidad cultural, preservación del medio ambiente, prevención de conflictos, reconciliación, no violencia y cultura de paz) creamos “ciudadanos libres y responsables” capaces de inventar cada día su propio rumbo. “Es tiempo de acción. Tenemos que inventar el futuro” son las palabras mágicas de Mayor Zaragoza. En este nuevo trayecto la mujer será “La piedra angular de la nueva era” desde que el 8 de marzo de 2018 millones de mujeres proclamaron: “¡Lo vamos a cambiar todo!”. “Mujer, / sin otro dueño / de cada uno / que sí mismo, / irás / desde ahora / igual y libre / compañera / de un mismo sueño / ya para siempre / compartido” (versos del autor pronunciados en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre “Mujer y Desarrollo” celebrada en Beijing en 1995, en su calidad de Director General de la UNESCO). Su llamada es también para los jóvenes: “Jóvenes, ciudadanos del mundo, es tiempo de acción”. Un grito desesperado alienta a la Unión Europea: “Es tiempo de acción. Europa frente a la quiebra ética global”. “El neoliberalismo ha globalizado la insolidaridad. El concepto de “seguridad” que siguen promoviendo los grandes productores de armamento es anacrónico y es altamente perjudicial para la humanidad”. Por tanto, un nuevo concepto de seguridad ciudadana es el que atiende a la solidaridad para actuar contra la pobreza (“El problema del hambre en el mundo no se deriva de una falta de capacidad planetaria sino de capacidad de acceso”), las enfermedades, las desigualdades sociales en el mundo, las ideologías que nublan el raciocinio en pro de la violencia, la migración (“Bastaría con utilizar un escaso porcentaje de los medios destinados a la defensa territorial para atender y dar “cobijo humano” a quienes no pueden sobrevivir en sus lugares de origen”), los consentidos tráficos de toda índole (paraísos fiscales, ludopatías, drogas…) y las consecuencias de las catástrofes naturales en puntos claves del planeta que hay que reducir mediante una cultura de prevención. Estos problemas deben ser tratados por todos los pueblos de la Tierra y con la colaboración de todas las instituciones científicas, de ahí la necesidad de una economía de desarrollo global sostenible que arranque el poder militar, económico y mediático de unas pocas manos, que promueven por motivos energéticos una economía de guerra. Hay que crear un mundo donde “La inteligencia, la libertad y la responsabilidad deben prevalecer siempre”, conjugando sabiamente personas y tecnología, prestando atención psicológica a todas las edades, haciendo de la educación una herramienta que proporcione a todos una conciencia global, una herramienta donde la filosofía y las actividades artísticas, que promueven la creatividad, sean esenciales. “En la era digital una cultura de encuentro, diálogo, conciliación y paz tendrá lugar en el ciberespacio […] No es la paz de la seguridad sino la seguridad de la paz” […] “Inventar un futuro distinto, nuestra esperanza”. Así pues, es de vital importancia un nuevo concepto de trabajo y de estilo de vida que conduzcan a los seres humanos al logro de una vida digna. “Es preciso una nueva gobernación mundial basada en el conocimiento profundo de la realidad y -gracias al consejo de las comunidades científicas, académicas y artísticas- poder modificarla cuando sea necesario. Saber para prever. Prever para prevenir”. En conclusión: “Pasar de unos cuantos a muchos. Pasar del poder absoluto a un poder genuinamente democrático. Pasar de la fuerza a la palabra… Estas son las grandes transiciones que enfrentamos”. Firmemente, Federico Mayor Zaragoza cree que una vida de calidad es posible para todas las personas que habitan el planeta. Todo su discurso en estas páginas se refuerza con la inclusión de documentos que reproducen acuerdos, encíclicas, cartas, discursos y declaraciones de relevantes figuras e instituciones de prestigio internacional, así como de medios de comunicación. Asimismo, la presente obra consta de seis anexos con otras tantas declaraciones, resoluciones, llamamientos, manifiestos, documentos y citas importantes a tener en cuenta para la reflexión y la convicción. Un magnífico epílogo de Manuel Bestratén Belloví (Presidente de MIESES Global) insiste en la idea de un futuro mejor y una nueva cultura empresarial como respuesta a la consecución de Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (entre ellos la Salud laboral y la Sostenibilidad). Fotografías diversas de los medios de comunicación nos llevan a lugares y acontecimientos concretos, y magníficas son también las numerosas ilustraciones a todo color de Ramón Ávila, Luis Feito, Antonio Quintana, Francisco Escalera, Antonio Povedano, Antonio Quintana, Julio Visquerra, Ginés Liébana, Antonio Bujalance, Antonio Suárez, Antonio Ojeda, Antonio Villatoro, Luzía Elías García, Guillermo Porras On, Pedro Roldán, Arne Sorense, Marta Campos, Luis Manuel García Cruz, Manuel García Cruz, Cristóbal Toledo,Tulio Reyes, Isabel jurado, Walda Echevarría de Lara y Rafael Aguilera.
Degustemos de un libro para aprender, que nos enseña y ayuda a reflexionar sobre la situación presente del planeta en todos los órdenes, un libro que sensibiliza nuestras conciencias y nos impulsa a actuar, un camino de motivación, un cimiento de paz. Este libro es la voz de Federico Mayor Zaragoza, es su “llamamiento urgente a todos los pueblos de la Tierra”.
Felicitaciones a todo el equipo editorial de Ánfora Nova, encabezado en la persona de José María Molina Caballero, por brindarnos esta bella edición de interés intelectual, humano y artístico. Felicitaciones a su autor, Federico Mayor Zaragoza, por hacernos partícipe de tanta sabiduría y calidad humana en estos brillantes pliegos, por el regalo de la pasión eterna en su poesía: “Lo más precioso / es el tiempo / que me queda / todavía. / Es cada instante / por-vivir, / por- venir. / Existir / y saber / y crear!… (Federico Mayor Zaragoza en La luz infinita de la palabra).