Por Paloma Fernández Gomá

Jacob Cohen

Leon Cohen Mesonero         

El escritor León Cohen Mesonero nos presenta su último libro “Jacob Cohen”, donde hace un homenaje a su padre. No se trata de un homenaje al uso; se trata de recordar desde el mayor aprecio a su progenitor, exponiendo todo lo que éste representó para el autor. Así y desde esta perspectiva León Cohen Mesonero inicia este libro con unas palabras de su autoría, donde expresa lo que ha supuesto a lo largo de su vida, la figura de su padre.

“Si esta especie de biografía ilustrada o retrato, empieza con el entierro de mi padre, es porque a raíz de su muerte inesperada, cobró vida para mí una manera diferente de ver mi infancia y sus personajes” Nos explica el autor en el Prefacio.

Fotografías de su padre en Larache, lugar de nacimiento del autor ilustran las primeras páginas del libro, también Sevilla, Madrid, Córdoba y la lápida donde reposan los restos de su padre en el cementerio judío de Casas  Bermejas en Málaga, donde reza: “…Jacob Cohen Levy (Larache 1917-Algeciras 1997), larachense eterno donde los haya, que nació y vivió en Larache desde su nacimiento hasta 1975, y sobre cuyos apellidos descansa todo el peso de la historia y de la tradición judías”, constituyen un documento gráfico que aporta realismo vital a los textos.

La estrecha relación que ha supuesto la figura paterna en la vida del autor, se traslada a su obra donde en la gran mayoría de sus libros se reflejan vivencias, recuerdos o relaciones con su padre, unas veces como personaje, otras como persona. Siempre vinculando una estrecha relación, que es el común denominador de este intercambio emocional y creativo entre padre-hijo, autor-personaje. Es muy difícil en la obra de León Cohen desasociar el vínculo emocional entre padre-hijo. Además ha de tenerse en cuenta que la obra de León Cohen está asociada al recuerdo infantil y juvenil de su vida en el Marruecos del Protectorado; dando así una visión histórica de un tiempo acontecido. Sus vivencias son el exponente histórico de una sociedad, que no trata de ser asociada a opiniones más allá de lo que su tiempo constata. Así creo que lo quiere transmitir su autor.

La Memoria Blanqueada, Relatos robados al tiempo, Apuntes, Crónica de un reencuentro son algunas de las obras que reaparecen en este libro con algunos de sus capítulos como testigos de la relación familiar que ha motivado la obra de nuestro autor.

Siempre mantuve en mis reseñas sobre León Cohen la coherencia expresiva, la calidad de sus textos y el uso preciso que hace del lenguaje, sin olvidar el valor testimonial de sus escritos, imprimiendo la relación con la historia que vivió en primera persona el autor.

Sea pues esta nueva entrega de León Cohen una nueva ventana abierta a la historia social y familiar de nuestro autor. Pero esta vez se suma a sus páginas la fuerza expresiva de las imágenes que avalan las palabras, imprimiendo a los relatos una dimensión nueva, más directa y como consecuencia reforzando los lazos con el lector, que a partir de ahora verá la figura de Jacob Cohen (padre de nuestro autor) como un personaje mucho más directo, capaz de ser objeto de todos los calificativos que expresa el narrador.

Y la abuela Luna, recobra presencia directa, a través de imágenes que sustentan presencias. Victoria (la madre del autor) revive en su sonrisa. Y las calles de Larache sobreviven al tiempo, como la calle Chinguiti.

Pero yo me pararía en el capítulo “El rincón del comedor” donde la familia se reúne y habla, se mira, comparten el alimento la dafina y la orisa. Todo se vuelva retorno y cobra presencia. El vínculo familiar se percibe y recorre las páginas de este libro “Jacob Cohen” donde las ausencias se suman al presente.

Leer este nuevo libro de León Cohen es pasearse en blanco y negro por la biografía de León Cohen, siempre con la compañía del entrañable recuerdo que el autor guarda de su padre y que le ha conducido a permanecer allegado a sus a sus raíces.

Compartir: