“INESPERADAS” PAULA CARBOBELL BÁRBARA FIORE EDITORA (GRANADA, 2020)
El poder, ejercido por la autoridad del momento, ha trasladado secularmente respecto de lo femenino, a la creación literaria, aquello que acontecía en el marco social y que en las sociedades occidentales se fundamentó sobre la máxima de San Pablo: “Que la mujer aprenda en silencio y con toda sujeción”.
Al analizar la historia literaria, resulta alarmante el fanático silencio impuesto a la creación ejercida con nombre de mujer: desde las escritoras de la época áurea de al-Ándalus (A’iša al-Qur?ubiyya, Wall?da, Muh?a al-Qur?ubiyya, Qasm?na, Nazh?n, Haf?a bint al-H??? ar-Rak?niyya o S?ra al-Halabiyya), pasando por Florencia Pinar, Santa Teresa, Margarita Hickey, María Rosa de Gálvez, Cecilia Böhl de Faber, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Blanca de los Ríos, Concha Espina, Ernestina de Champourcin, María Teresa León, Zenobia Camprubí, Concha Méndez, Carmen Conde a Rosa Chacel, existe toda una pléyade de mujeres escritoras, cuyo caudal artístico conforma un imparable legado que simboliza la preterición, reclusión y abandono al que han sido injustamente destinadas por el solo hecho de atreverse a pensar o escribir.
Resulta ignominioso pretender defender un canon que se erige desde la ausencia sonrojante de estas esenciales voces femeninas, un canon que mantiene el injusto silencio de la mujer hasta su invisibilidad más absoluta.
Siendo este inexcusable error un hecho perteneciente a un oscuro tránsito de la historia, a todas luces infame, lo ilícito y arbitrario sería mantener el statu quo, apuntalar lo irrazonable y no contribuir, desde una sociedad libre y equitativa, a compensar los desequilibrios pasados, reclamando el reconocimiento de las voces silenciadas, recuperando su luminosa presencia y, en definitiva, rescatando del salón del abandono, al que fueron destinadas, la antorcha de su palabra encendida.
Y este es el germinativo trabajo que presenta Paula Carbonell, bajo el evocador título de “Inesperadas”, una selección de mujeres poetas (Alejandra Pizarnik, Francisca Aguirre, Violeta Parra, Ernestina de Champourcin, Dulce María Loynaz, María Zambrano, Gabriela Mistral o Alfonsina Storni, junto a otras muchas más), analecta de “silencios de la geografía hispana y latinoamericana. Un viaje que recupera la voz de grandes creadoras relegadas a un segundo plano durante siglos y, que hoy merecen ser escuchadas, no por ser mujeres, sino por ser grandes poetas, tan inesperadas como imprescindibles”, tal y como señala la contraportada del texto, cuidadosamente editado e ilustrado por Alejandra Acosta, cuyos dibujos confieren al libro una apacible eufonía plástica.
Mujeres poetas que han acompañado a la antóloga, poemas que le han servido de guía, de itinerario, y que los entrega, dejando de ser aquellas voces que se apagaron hasta convertirse en silencio y que Paula Carbonell no solo rescata, sino que las eleva como estandarte frente a la incomprensión, como bastión frente al abandono, como ónfalos fundante desde el que proclamar, con absoluta vocación, que lo esencial en poesía, tal y como ha escrito el profesor Carlos Clementson, radica en: “contemplar y reinterpretar el mundo, …/… dignificándolo …/… restableciendo o acrecentando su hermosura, rehabilitándole su primigenia y herida doncellez”, y que ello queda, absolutamente, al margen de la cuestión del género de sus protagonistas.
“Inesperadas” se constituye en un acto de revelación y conciliación; pero, a la vez, en un silente acto de vindicación, en la línea de lo señalado por el poeta Manuel Gahete: “Lo cierto es que la mujer ha puesto en evidencia un sistema inicuo que pertenece al pasado y esta lucidez nos conduce a un nuevo tiempo más equitativo y más digno. No se trata de subversión frente al dominio, sino el deseo alcanzable de un imaginario femenino que reclama su lugar contraviniendo el obsoleto canon donde la mujer era silenciada hasta lo invisible”.