CON LA POETISA PIEDAD BONNETT

Por ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS

Piedad Bonnett(Amalfi, Antioquia, 1951)es poeta, novelista, dramaturga y crítica literaria colombiana. Está licenciada en filosofía y letras de la Universidad de los Andes, dónde ha ejercido como profesora en filosofía y lenguas.

Entre sus poemarios tenemos De círculo y ceniza (1989), Nadie en casa (1994), El hilo de los días (1995), Ese animal triste (1996), Todos los amantes son guerreros (1998), Las tretas del débil (2004), Las herencias (2008), Explicaciones no pedidas (2011), Los habitados (2017).

Tretas del débil, según Milena Rodríguez Gutiérrez, en su estudio “Formas extrañas del amor: sobre la poesía de Piedad Bonnett y algunas Tretas del débil” en  Adarve: Revista de crítica y creación poética, nº 4, 2009, pp. 37-45, es un libro que centra su mirada en los débiles, y, también, en las estrategias de supervivencia que estos seres practican. Observando las tres partes en las que el poemario se divide, podríamos mencionar, al menos, tres contextos en los que la aludida debilidad se manifiesta: la familia, la sociedad y el amor; de modo que las tretas familiares con las que comienza el libro terminan convirtiéndose en las tretas del que ama, más específicamente, en las tretas de la amada abandonada. Pero habría que añadir un cuarto contexto y es que Tretas del débil alude a la poesía vista como “filosofía de la consolación”: “que de la herida / que duele y hiede nazcan abejas rubias / y que su miel / sea la poca luz que nos alumbra”. Y sigue indicando con los versos siguientes: Allí,/   en aquel mundo que abría su grieta entre la bruma /yo vi manar el agua hirviente de la tierra,/  la adormidera que se cerraba dócil a mi tacto, /la luciérnaga, metáfora del tiempo./  Allí ya estabas tú, temblando, aún sin palabras.

Según Juan Gabriel Lama, en Paraíso: revista de poesía nº 14 (2018), pp. 156-158, con Los habitados hace un retrato de la enfermedad mental, la muerte, la ausencia y la esperanza en torno a un hijo. Parte de un hecho devastador como fue el suicidio en Nueva York a los 28 años de su hijo Daniel Segura Bonnett, pintor y profesor en la Universidad de Los Andes, tras una penosa  enfermedad como es la esquizofrenia. Esta primera parte del libro está llena de visiones fugaces, a modo de iluminaciones, que preludian el triste final, el borde entre la vida y la muerte. La segunda parte del libro, representa la serenidad y la esperanza tras la muerte, la quietud del saber que todo está consumado pero que la vida, los ríos, las risas, siguen tras la muerte, que tendremos que asumir que otros cuerpos dormirán en las sábanas, las almohadas y la habitación del suicida:/ Aquí el tiempo está atado con camisa de fuerza:/ es viento sometido / que escribe el mismo nombre con tiza sobre un muro./ Todo es adentro aquí, en este gran vientre /lleno de hombres sin madre./ La madre es la gran noche. La madre es nuestro grito./La madre es cada dosis de trifluoperazina / que llena de saliva nuestros labios…/.

(PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN 27-01-2022)

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