Por Encarnación Sánchez Arenas
Entre sus poemarios tenemos: El ocaso del girasol 1991, Calendas 1993, Sonata floral 1999, Senderos de Sirio 1999, Umbral de vigilias 2000, Paisaje íntimos 2000, Tamiz del desasosiego 2003, Lucernas para Jericó 2003, Cáliz amaranto 2005, Ángeles del desierto 2007 ( traducido al francés), Acercando orillas 2008, Desde el alféizar 2009, Espacios oblicuos 2015, Interpretación de Dulcinea 2016 (poesía visual), Zéjeles de Alborada 2019 (traducido al árabe), Las edades del alma 2015, Iris 2017, Weblog del tiempo 2021, La soledad que nos habita 2022 (traducido al árabe en 2024), Las tierras de Silo 2023, Antología ( 1991-2023) 2024. Y en narrativa Veinticuatro retratos de mujer 2007.
Entre otros, se sumerge en estos “Espacios oblicuos”, poemario editado por Devenir, donde perviven los claroscuros del tiempo y el paso de las estaciones. Ritos iniciáticos y apuntes de levedad van convidando al caminante a conocer el juego imperioso de los sentidos. Dos orillas elevadas en el canto de la tierra, discurriendo por la senda del agua, donde “languidece, en lentitud, la extrema oquedad de las piedras”, dando carta blanca a amplios avatares de cimitarras y estandartes, de leyendas y piélagos atravesados por valles, brisas, llanuras y mareas, donde el aire reclama la ascensión de una luz redentora y la noche se hace eterna para recibir pulsiones y mensajes. La intensa geografía de Tánger, Chaouen, Larache, “la paz de las sendas vaticinan/ el regreso de los cántaros ya colmados/ hacia la sombra que aguarda en el poblado”. Mientras navegamos hacia la otra orilla, el puerto de Algeciras, donde aparecen “traíñas cruzando la bocana”. Y la tierra nos recorre con imágenes llenas de intensidad, vareando almendras, junto a un campo de cerezos, “siempre el ayer,/ se vuelve presente/ envuelto en lluvia de abismos”, junto al roble envejecido y machadiano, con reconstruir esa memoria deshabitada que se llena de repente, renovándose en medio de la nada, a pesar del insomnio de las horas, a pesar del miedo a lo ignoto, “y de nuevo la noche/ y su eco de eternidad”, el regreso al origen, crisol de olas tras las huellas de la vida, más allá de la erosión del tiempo, del desplome de la realidad y el vértigo de los días, resquicios que queman como la lumbre y se internan por la intrahistoria de las horas, las que no regresan, cuando sabemos que “el magma es plegaria/ que conduce el fuego hacia su exterminio”, como apunta Pilar Quirosa-Cheyrouze.
Su obra Iris, publicada en la prestigiosa editorial cordobesa Ánfora Nova, que dirige el escritor José María Molina Caballero, aúna esencialmente dos conceptos capitales: el pensamiento mítico y el ansia de la solidaridad, expresión señera de lo no táctil, de lo espiritual, de lo invisible, de todo aquello que concierne al ser humano y muchas veces no alcanzamos a comprender. Ana Herrera (2018), nos recuerda que nuestra autora es diestra en recursos literarios (http://www.aceandalucia.org, 23 de abril).
PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN EL 10-05-2025.