CON LA POETISA ALICIA GENOVESE

Por ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS

Alicia Genovese es una poeta y ensayista argentina, nacida en Buenos Aires  en 1953.

Entre sus obras tenemos El cielo posible (1977), El mundo encima (1982),  Anónima (1992),  El borde es un río (1997), Puentes (2000),    La ciudad de los puentes (2000),  Química diurna (2004), La hybris (2007),  Azar y necesidad del benteveo (2011),  Aguas (2012),  El río anterior (2014), La contingencia (2015),  Diarios del Delta (2018),  La línea del desierto (2018). 

Con La Hybris es relevante revisar el sentido que asume el juego de intertextualidad con la tragedia griega. Ello se relaciona, por una parte, con la necesidad de confrontar un presente que se muestra complejo desde una tradición cultural que aporta construcciones ideológicas y sensibilidades comunitarias que pueden confrontarse con el propio contexto. Por otro lado, el juego intertextual posibilita dar legitimidad a una voz lírica que no solo expone la ira de ciertos padecimientos, sino que procura, dificultosamente, encontrar modos para que ese malestar se canalice de modo productivo, como indica Alicia Salomone con “Configuración del yo y políticas de género en La Hybris de Alicia Genovese”, en Revista Chilena de Literatura 75(2009) : /La inacción como un arco tensado./Ni el desapego fingido/ de la carne/ ni la apatía del caracol / sumiéndose poco a poco / en su doméstico / simétrico encierro./ La inacción, la dureza / del no./.

En el libro Aguas, algunas de sus protagonistas son nadadoras profesionales: María Inés Mato o Diana Nyad, por ejemplo, quienes como si fueran heroínas de una épica acuática, nos recuerdan a Aquiles, tanto por su problemático talón, su debilidad o falta, –María Inés carece de una extremidad, Diana Nyad es, quizás, demasiado grande para seguir nadando– como por su voluntad y fuerza. El agua es el espacio de nacimiento y muerte. La nadadora-escritora se abre camino entre la masa líquida, cuyo fin irreductible es la muerte que sólo llega a partir de la fortaleza y la superación de las vicisitudes presentadas en sus propios misterios, como aclara María Sofía de la Vega en Telar 16 (2016).

Como propone Alicia Salomone en “La poesía como el arte de renacer desde las propias cenizas: La contingencia (2015) de Alicia Genovese” en Casa en que nunca he sido extraña: las poetas hispanoamericanas: identidades, feminismos, poéticas (Siglos XIX-XXI)(2017), el libro de La contingencia se organiza desde una estructura binaria, con la que se articulan sus dos partes, esto es, también una dualidad que se corresponde con otras combinatorias semánticas en el texto. Son oposiciones (noche/día, oscuridad/luz, frío/calor, y, sobre todo, muerte/vida) a través de las cuales se define un espacio oscilante de confrontación dramática, donde se ubica la voz lírica. Así lo manifiesta en su poema titulado “Fogatas”: /No hay síntesis. / Sí y no,/ lo dado y lo negado, /La verdad es escueta/ y se cierra en dos palabras:/ dos semillas encapsuladas/ difíciles de distinguir./.

(PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN EL 18-06-2022)

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