Por Encarnación Sánchez Arenas

         Jon Juaristi Linacero (Bilbao, 6 de marzo de 1951) es un poeta, novelista, ensayista y traductor español en euskera y castellano. 

         Entre su obra poética tenemos Diario de un poeta recién cansado (1986), Suma de varia intención (1987), Arte de marear (1988), Los paisajes domésticos (1992), Mediodía (1993), Tiempo desapacible (1996), Poesía reunida (1986-1999) (2001), Prosas (en verso) (2002), Viento sobre las lóbregas colinas (2008), Renta antigua (2012).

         Mientras Los paisajes domésticos rubrican en algunos poemas de sustancia metadiscursiva  la adhesión del autor  a los postulados estéticos de la poesía de la experiencia, Tiempo desapacible incide desde el título en las vicisitudes  de esa edad tirando a tormentosa  en que se asienta una biografía personal y colectiva desgranada en el pórtico del libro (“Agradecidas señas”), como indica Araceli Iravedra en Hacia la democracia. La nueva poesía (1968-2000), (2016) / No tengo casa propia/ ni coche. Vivo solo/ y mi cuenta corriente/ está en números rojos. / Habito un ventisquero, /un frío promontorio/ barrido por las turbias/ galernas del otoño/.

         Prosas (en verso) acentúa de forma ostensible la densidad conceptual, y la gravedad se compensa con la ironía  o el esguince de humor en unos versos arañados al tedio y escritos en compañía de sus muchos fracasos, como propone Araceli Iravedra (2016). Son los fracasos que comparecen en composiciones como “Triomphi mortis”: /Una furtiva némesis, la vida/ (si al menos lo dijera claramente…)/ Esqueletos y fosas te hacen frente:/ valor, y a resistir la acometida./ Frenarla no será labor perdida/ aunque te arrastre al fin por la pendiente/.Defiendes una torre, un río, un puente/ de los que ya hasta el nombre se te olvida./ Has visto el resultado en otros casos:/ yacentes cepas son los defensores/ talados por el viento en los alcores/ presentes sucesiones de fracasos./ Pues es bueno saberse todavía/ en la turbia batalla noche y día/.ía/.

         Convergen en su poesía el ludismo, a partir de los abundantes juegos fónicos, métricos y retóricos que explotan las posibilidades dinámicas y polisémicas de la palabra poética: abundantes operatorias lingüísticas y figuras retóricas tendientes a la anfibología, el equívoco, la sorpresa y la ambigüedad. Junto con esta primera vertiente, se reconoce asimismo una segunda y profusa constelación de voces ajenas, que ingresan en sus libros a partir de citas más o menos explícitas, intertextualidades y, especialmente, a través de la parodia.  Por último, el ludismo puede pensarse asimismo a partir de la creación – tragicómica – de un personaje, una suerte de poeta-doble o “poeta otro” que irrumpe textual y metatextualmente en los últimos trazos de su producción y que, como veremos, lo conecta con los ya mentados maestros en el artificio y la alteridad (Machado y Gil de Biedma) junto con la influencia de Ángel González, como indica Verónica Leuci en “Jon Juaristi, el juego de hacer versos”, Espéculo, nº 57 (2016).

(PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN EL 18-02-2023)

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