Por ENCARNACIÓN SÁNCHEZ ARENAS.

         Carlos Marzal, llamado en realidad Carlos Navarro Marzal (Valencia, 1961)  es uno de los principales representantes de la poesía  de la experiencia, que dominó la lírica española  en los años 80 y 90.

         Entre sus poemarios tenemos El último de la fiesta (1987), La vida de frontera (1991), Los países nocturnos (1996), Poemas (1997), Metales pesados (2001), Poesía a contratiempo (2002), Sin porqué ni adónde (2003), Fuera de mí (2004), El corazón perplejo (poesía completa; 2005), Ánima mía (2009), Los otros de uno mismo (2009).

         Con Los países nocturnos, el pesimismo existencial que iba asomando bajo el desencanto de las entregas anteriores establece ahora la temperatura de este libro. Ya se había hablado, a propósito de La vida de frontera, de una concepción barroca y simbolista de la existencia; pero en este nuevo libro, el barroquismo de cosmovisión se acentúa en la inquietud temporalista y las notas de desengaño, como indica Araceli Iravedra (2016: 612)  en Hacia la democracia. La nueva poesía (1968-2000).

         Como conclusión de esa compleja operación de salvar precariamente, la aspiración a una plenitud de la experiencia existencial cierra Fuera de mí la bellísima salutación al vosotros esencial que recupera el ágape de todo el libro, al tiempo que presenta implícitamente la poética del conjunto, según Francisco Díaz de Castro en Adarve, nº 3 (2008). “Flores para vosotros” está dedicado al poeta también valenciano Vicente Gallego. Una dedicatoria clave, sin duda, porque en la culminación del libro este envío rubrica lo que todo él tiene de tentativa de salvación mediante la escritura: Ni siquiera son flores lo que os traigo. / Son la flor de la flor, su maravilla. /Su despacioso reventar / comprimido en un soplo de pujanza. / El hallazgo de todo su perfume / en un solo suspiro de ebriedades./.

          En conclusión, el verso medido de Marzal evoluciona desde la tradición métrica clásica. Sin embargo, los ritmos internos se modifican al adaptarse a las combinaciones métricas que elige. El alejandrino, en ocasiones, debilita o pierde su cesura; y el endecasílabo, otras veces, mantiene una fuerte pausa interna, en relación con los versos menores con los que se combina. La renovación, también, se manifiesta en su preferencia por el verso blanco en el poema polimétrico. La rima realza la pausa versal, y hemos visto que la cesura y la pausa interna compiten en importancia con ella. Es probable que la rima no favorezca la fusión de los ritmos internos que hemos reseñado anteriormente. En cambio, en sus poemas isométricos recupera, en ocasiones, la rima, generalmente, asonante. El verso medido le permite aprovechar al máximo el recurso expresivo del encabalgamiento y el del verso de pie quebrado. El uso del encabalgamiento, que no hemos tratado, por su importancia, merece un estudio detenido, según Samuel Begué Bayona con “Clasicismo y renovación en la métrica de Carlos Marzal” en Aljamía. Revista de la Consejería de Educación en Marruecos, nº 22 (2011).

(PUBLICADO EN EL DIARIO JAÉN EL 02-11-2022).

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