Por José Sarria
Antología 1991-2023. Paloma Fernández Gomá.
Albert Torés
Editorial Canente Libros (Málaga 2024)
Como había indicado nuestro admirado y desaparecido Rafael Soto Vergés, Paloma Fernández Gomá posee «una mirada abierta a lo invisible», una decidida apuesta por indagar, desde los espacios naturales conocidos, otros mundos mucho más profundos que los ofrecidos por la inmediatez de nuestros conocimientos más cercanos, en la estela del pensamiento de Ortega y Gasset, en su inmarcesible ensayo “La deshumanización del arte”: “La vida es una cosa, la poesía es otra …/… El poeta empieza donde el hombre acaba”.
Es lo que va a descubrir el lector que se acerque a esta antología que ha sido reunida, preparada y prologada por Albert Torés, con un extenso y profundo estudio, para el número 5 de la Colección de Poesía de Canente Libros.
La característica simbolista en la construcción poética es, quizás, la más destacada, por no decir esencial, en la obra lírica de Paloma, quien desde hace décadas transita por una poesía alegórica elevada desde cierto regusto culturalista, impregnada de un acendrado romanticismo, propio de los dioses pánicos, muy por encima de la facilidad inmediata, de la cordura y la razón. Su interés busca mirar, ver y descubrir (y con ello fundar, desde la palabra) otro mundo posible más allá de los límites, desde un discurso arriesgado, con una poesía cargada de imágenes que denotan, en algunos momentos, matices oníricos o surrealistas, tal y como lo describió Albert Camus, en “El mito de Sísifo”: “Si el mundo fuera claro, el arte no existiría”. Esa es la esencia del verdadero poeta: nombrar lo que permanece en el silencio, desentrañar ese silencio y darle nombre para hacerlo asequible a los ojos del lector.
En el quehacer poético de nuestra autora existe una necesidad por indagar en la originalidad, acompañada de descripciones plásticas, de un lenguaje cultivado y una gran variedad de formas e imágenes que adentran al lector en el fascinante mundo de la contemplación y la reflexión. El yo poético o los personajes y su contexto han dejado, en sus poemas, de ser lo que significan para reunirse en el espacio donde habita la intemperie del poeta que experimenta con el orden trascendente de la palabra.
En la poesía de Paloma Fernández Gomá ni la historia ni el tiempo es una categoría medible linealmente. La función de la palabra poética en la escritora algecireña no reside en la reescritura de la historia, personal o colectiva, sino que surge de una visión interiorizada de distintas manifestaciones de lo real, enfocada en el silencio como signo, cuya función es interrumpir el discurso logocéntrico y producir una emoción estética diferente.
De otro lado, en su empeño, de larga trayectoria, por tender puentes y acercar las dos orillas, medita y reflexiona en muchos de sus poemas, para deconstruir aquello que nos separa, tenacidad que hace de Paloma Fernández Gomá una de las activistas culturales imprescindibles en el descubrimiento y acercamiento de las dos orillas del Estrecho, bajo la vocación, casi militante, de que “tendamos la palabra / para estrechar horizontes”.
Y de fondo la vida o la naturaleza, los espacios comunes, las ciudades conocidas o imaginadas como elementos de contemplación e inspiración, acompañada la reflexión de formas poliédricas, de campos semánticos bien elaborados, de palabras polisémicas y de una ingente pluralidad de imágenes, símbolos y alegorías.
En definitiva, una bien lograda colección de poemas que recoge el recorrido de Paloma Fernández Gomá desde el año 1991 hasta el 2023, donde la imaginación ha vencido a la diosa razón, bajo la permanente advocación de la esperanza, esa “esperanza que siempre brota entre las ruinas, entre los silencios, recuerdos y sueños”, según escribe Albert Torés en su introducción, para constituir un mundo totalmente propio, ajeno a modas o tendencias, consolidado en un mensaje de profundización, búsqueda del conocimiento y reflexión, del cual es claro ejemplo la presente entrega.