julio 4, 2021

POESÍA EXPERIMENTAL ESPAÑOLA

Una vez establecido el concepto, Morales Prado, enumera y explica en el estudio que introduce a Poesía experimental española (1963-2004), los diferentes tipos de poesía que a lo largo de estas décadas, y dependiendo de los materiales y del punto de vista utilizado, se han ido sucediendo. Este tipo de poesía forma parte de la propia historia de la lírica y de su evolución a lo largo del tiempo. Surgen así, por ejemplo, conceptos como el «Letrismo» de Isidore Isou, en realidad, una conjugación caótica de letras parecidas y utiliza esas letras en su dimensión plástica; la «Poesía concreta», cuando la palabra se emancipa de la frase y se comporta libremente en el espacio de la página en blanco; la «Poesía Semiótica (o icónico-verbal), nombrada por primera vez por el lingüista Saussure en sus investigaciones lingüísticas; el «Poema objeto» que dota de una dimensión simbólica o metafísica a un objeto o conjunción de objetos tomados de la vida cotidiana, el «Poema acción» o denominado perfomance, establecido en 1957 por Guy Debord. Su influencia fue notoria en la revolución del Mayo del 68 francés; para ellos el poema-acción consiste en una actuación, espontánea, a la que se le supone un impacto poético sobre la realidad; el «Poema Propuesta» donde cada receptor tendrá que montar su propia versión, o las últimas incorporaciones, en las últimas décadas, el «Videopoema» que utiliza elementos aportados del cine y la «Poesía cibernética» que incorpora a la creación del poema visual y sonoro todas las posibilidades ofrecidas por la informática e internet.


 La historia sobre ese concepto de integración entre el texto y las imágenes o elementos icónicos, se remonta —según Morales Prado y siguiendo a Rafael de Cózar en su interesante libro Poesía e imagen (1991)— a la Grecia y la Roma clásicas y se reitera a lo largo de toda la antigüedad, desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento y los siglos XVIII y XIX, con una abundante reproducción de caligramas y laberintos como preludio a lo que, iniciado el siglo XX, se concretaría en las vanguardias, el movimiento más interesante que bien merece un capítulo aparte por la importancia que tiene hasta el presente.

(crítica de Pedro M. Domene)

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